jueves, 30 de marzo de 2017

Citas

Cuenta Heródoto en el libro V de sus Historias, dedicado a la musa de la danza Terpsícore, que los tracios lloraban cuando nacía un niño. Sus familiares se reunían a su alrededor y se lamentaban enumerándole los males que iba a padecer la criatura.
Lo recuerdo mientras leo en El rey Lear:
"Lloramos al nacer. Nos da tristeza emprender la estúpida comedia". ¿Tan triste es la vida?

"Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro" decía Lord Byron sobre su mascota (y mejor amigo) Boatswain.
Cuánta razón.

"[Mary] es singularmente valiente, un tanto imperiosa, y de mente abierta. Sus ansias de conocimiento son enormes, y su perseverancia en todo lo que hace es casi invencible" dice el padre de Mary Shelley cuando esta tenía 15 años. No se quivocaba.

"No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado." Estoy de acuerdo con la primera parte de lo que dice Göethe, pero que yo sepa no he sido entregada por Dios.

"El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas." Rousseau ya decía lo que hoy en día sigue siendo cierto. También dijo "Pueblos libres, recordad esta máxima: Podemos adquirir la libertad, pero nunca se recupera una vez que se pierde." Lo cierto es que esa libertad que teníamos antes de las leyes nunca se recuperó.

"Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero." - Voltaire. ¿De qué te sirve vivir para ahorrar si dejas pasar la buena vida?

"La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano." No todo iba a ser violencia para Víctor Hugo.

martes, 21 de marzo de 2017

Cómo se llega a ser lo que se es

   "Cómo se llega a ser lo que se es?"
   "Sé lo que eres".


     Estas dos citas aparecen en un libro de Nietzsche, Ecce Homo, cuyo subtítulo es precisamente “Cómo se llega a ser lo que se es”. Un autor que cita muy a menudo a Píndaro. Concretamente “Sé lo que eres” o “Llega a ser lo que eres” es el verso 72 de la Pítica II de Píndaro.

     Y ahora voy a hablar de Hölderlin.
     Hölderlin fue un poeta alemán del siglo XVIII. Un hombre cultísimo que estudió teología en Tubinga donde compartió habitación en el seminario con Hegel y Schelling. Fue un erudito enamorado de la cultura clásica griega que cuando terminó la carrera se dedicó a educar a hijos de nobles y comerciantes ricos aunque ya siendo estudiante había empezado a manifestar problemas mentales y depresiones periódicas.

     Con accesos de ira y crisis cada vez más frecuentes desde la muerte de su amada, una mujer casada a la que llamaba Diotima (como el personaje de El banquete de Platón) un médico accedió a verle y dio con el único tratamiento que le relajaba y era que le leyeran a Horacio. Los estudiantes del pueblo iban a la cabecera de su cama a leele, hasta que finalmente fue internado en un psiquiátrico.

Le declararon enfermo incurable y los médicos le dieron 3 años de vida. Un ebanista que había leído sus poemas se hizo cargo de él y le llevó a vivir con su familia. Vivió 36 años más.

Hölderlin se dedicaba a pasear, tocar la flauta y aporrear un piano sin teclas. Cantaba, hablaba consigo mismo y saludaba con grandes reverencias a los perros. Los vecinos lo soportaban por compasión.

     Nunca dejó de escribir. Para firmar sus poemas utilizaba fechas pasadas o futuras y a partir de los 68 años dejó de firmar con su nombre. Decía que se llamaba Scardanelli y que tenía 17 años. En una ocasión le dieron un poemario suyo recién editado y dijo: “Sí, los poemas son míos, pero yo jamás me he llamado Hölderlin”.
     También aseguraba que tenía un hijo papa y otro emperador. En realidad nunca tuvo hijos.

     Los vecinos le veían pasear encorvado y con aspecto de pordiosero loco pero llevando siempre encima un poemario de Píndaro. Porque Hölderlin tradujo a Píndaro.

Ahora vuelvo a Ecce homo de Nietzsche. Nietzsche dice “Llegar a ser lo que se es presupone no saber ni de lejos lo que se es”. Dice también que los desaciertos de la vida, los caminos errados, los retrasos, olvidarse, malentenderse, perderse... todo esto forma parte del camino que nos lleva a llegar a ser lo que somos.

     Con lo cual finalmente podemos decir que Hölderlin, que no tenía ni idea de quién era, llegó a ser lo que era, uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Cito un fragmento de Empédocles:

     “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona, y cuando el entusiasmo desaparece, ahí se queda, como un hijo pródigo a quien el padre echó de casa, contemplando los miserables céntimos con que la compasión alivió su camino”.